sábado, 8 de agosto de 2009

tres tristes calamares en mi plato y no hay tigre que se los coma

Tres trocitos de papel,
tres lugares,
tres estrellas,
tres nombres.
Tres tristes tigres en bici sonrieron a la luna llena.
Tres miedos bajo alfombra de lunares (en venta),
tres puas de peine se han roto esta mañana,
a tres metros de mi casa una iglesia blanca.
Tres cruces tiene su fachada.
Tres vecinos charlan en la calle, del tiempo y del calor, con calma.
Tres horas bastan para convertirme en un lío y tres para que lo deshagas.
Tres veces pienso que no y tres que sí : margarita deshojada.

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