Hoy vuelvo a ese restaurante de la calle de los A.
A ver si mira.
Es agradable que te guste alguien aunque sea mentira.
Yo prefiero la ensalada a Beethoven y Sinatra.
Y sí, me mira
le miro.
Baja los ojos .
Sonrío.
Nos trae un postre, esa tarta que siempre está.
Me la como en un respiro.
Suspiro, me gusta.
Me despido tan tonta
con la mano tonta,
qué tonta mi mano.
Hasta mañana.
martes, 25 de mayo de 2010
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