En Rossinière, en su majestuoso chalet del cantón Vaud, en la comarca de Enhaut, el pintor Balthus contaba que cuando él tenía 10 años, Rilke le había hablado de su visita juvenil al anciano Tolstoi. El conde iba siempre descalzo y predicaba la teoría del perdón universal. Era vegetariano y su mujer que se negaba que ayunase, le preparaba unas gachas con caldo de carne sin que lo supiera.
Este texto lo leí hace unos años y me maravilló, lo guardé en un trocito de papel dentro de otro libro que a veces también releo. Ahora que G está leyendo a los rusos y yo rodeada de sus musas, las historias se completan unas con otras como si fueran un puzzle gigantesco. La mujer de Tolstoi, Sofía era de armas tomar. Le dio 13 hijos y le hacía aterrizar. Ying Yang.
Este texto lo leí hace unos años y me maravilló, lo guardé en un trocito de papel dentro de otro libro que a veces también releo. Ahora que G está leyendo a los rusos y yo rodeada de sus musas, las historias se completan unas con otras como si fueran un puzzle gigantesco. La mujer de Tolstoi, Sofía era de armas tomar. Le dio 13 hijos y le hacía aterrizar. Ying Yang.


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