Un niño había perdido todas las palabras buenas y sólo le quedaban las feas: mierda, caca, cabrón, etc.
Entonces su mamá lo lleva aun médico, que tenía unos bigotes así de largos, y le dice: -Abre la boca, saca la lengua, mira hacia arriba, mira hacia dentro, hincha los carrillos-.
El doctor le dice debe ir por ahí a buscar una palabra buena.
Primero encuentra una palabra así (el niño indica una longitud de unos 20 centímetros con las manos) que era "uf", que es mala. Luego encuentra otra así (unos cincuenta centímetros) que era "apáñate", que también es mala. Más tarde encuentra una palabrita rosa que es "hola", se la mete en el bolsillo, la lleva a casa y así aprende a decir palabras amables y se vuelve bueno.
Esta historia está creada por un niño de cinco años y recogida por Gianni Rodari en "Gramática de la Fantasía".
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