domingo, 19 de diciembre de 2010

PARA DÁCIL

Para tí Dácil que bordabas calcetines con su nombre: Martín Aldaya. Para tí mi amiga y tesoro que dejaste la abogacía para ser taxista, para irte a un vivero, para vivir por el mundo entero, como eres tú. Única.
Siempre dando a los demás, como cuando nos fuimos a Cuenca juntas al museo o cuando viniste a Barcelona y yo era una pena de alma, más que un alma en pena. Ahí tomandonos té a todas horas, yo tan rápida y tu despacio, sabia compañera. Y cuando dormía en tu casa de Cuatro Caminos, con el Pacha Mama por todas partes, tu café y el cochecito leré. Mi buena amiga.

Te mando un abrazo con un hasta muy pronto. Esta vez sí que dejamos plantado todo y nos vamos a ver al primo Pablo o a donde tú quieras.

Tu amiga siempre,
P.

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