Había una vez un león que se llamaba Antú- Antú. Es una vieja historia, todos los niños de Córcega la conocen. Antú-Antú -a partir de ahora sólo diremos una parte del nombre porque este cuento es ecólogico- era un león de peluche pero no por eso menos peleón ni mucho menos juguetón. Era mimoso, un ser muy curioso.
A veces se enfurruñaba pero a nadie le importaba, Antú tenía un gran corazón de león. Como había sido olvidado por un niño en el bosque el resto de animales hicieron caso omiso a sus diferencias y se convirtió en un animalito más, sólo que si se mojaba tenía reuma, tardaba más tiempo en secar.
Una noche de junio no salió la luna en el bosque. Al principio los animales pensaron que la tapaba alguna nube, pero Antú que era un gran observador de las estrellas en seguida se dio cuenta de que había desaparecido. La luna brillaba por su ausencia y Antú no podía quedarse de brazos cruzados como los cienpiés o las cigarras que se ponían a parlotear y ya no había quién las callara. Por Casiopea que conseguiría averiguar dónde estaba la luna lunera.
Pronto las gentes del pueblo cercano se dieron cuenta de esta situación, así los trovadores decían:"¿Cómo cantaremos a nuestras doncellas una canción?" A lo que los sabios del pueblo contestaban, "descansad vuestras cuerdas vocales, así dormiremos por fin mejor."
Antú fue a ver a uno de los magos que vivía alejado del pueblo y del bosque, entre dos montañas que siempre llovía cuando te ponías bajo ellas, llegó a Dos hermanas -que así se llamaban las montañas- y por supuesto Merlín le abrió la puerta. "¿Qué pasa Antú? ¿Aún buscando el niño que te olvidó en el bosque? ¡Encuéntralo en tu corazón! y déjame en paz que estoy trabajando" "Sabio Merlín "le contestó, "no vengo a por el niño, vengo a por la luna, sin batallar ha huído la muy condenada. Nadie sabe dónde está."
Merlín dejó el guisante encima de la mesa dónde estaba trabajando y se sentó, crujieron cientoún huesos ante la atenta mirada de Antú que esperaba una respuesta.
"Querido Antú, la luna como el niño que buscas, estar está pero no veis a ninguno de los dos. La luna desaparece cuando se junta con el sol, mañana estará de nuevo después de este mágico encuentro planetario, el niño que te olvidó, te olvidó porque ya no era tan niño. Ahora es un mozo que escucha a los bardos canciones tristes y saca a bailar a las doncellas. ¡Es un pesado adolescente!"
Y tú mi querido león vuelve al bosque a tranquilizar a los animales, ya verás que esto pasará y mañana saldrá normal y corriente, brillante y reluciente, la luna.
Y Antú muy contento volvió al bosque donde el resto de animales lo recibieron con las patas abiertas, porque todo el mundo quería a Antú que entendió al niño que ya no lo era, a la luna, a Merlín y a su casera la ardilla Pili ( a la que debía cuatro nueces por el tronco en el que vivía).
Colorín Colorado me voy a correr por el prado -digo la Ciudadela-.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes escribirme a piliarandanos@gmail.com para encargarme un cuento, poema o palabra esdrújula, aunque Pessoa te diría que las últimas son altamente ridículas.