Sí, lo consiguieron- dijo el abuelo a su nieto después de que este se metiera en la cama expectante ante el cuento que cada noche escuchaba. -Finalmente se encontraron en un punto intermedio. Frente a una biblioteca, en una calle peatonal de Barcelona como tantas otras, rodeados de terrazas iguales con cartas de bocadillos iguales, con las bicis voladoras y los niños jugando en la entrada del Mercat. Se miraron y fue irremediable. Como las tormentas de verano o lo que tardaste en comerte el helado. Los finales perdices no existen, pero este es un buen continuará.-
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Puedes escribirme a piliarandanos@gmail.com para encargarme un cuento, poema o palabra esdrújula, aunque Pessoa te diría que las últimas son altamente ridículas.