miércoles, 2 de noviembre de 2011

Es lluvia.

De repente piensas que otoño aún no ha despertado y que un día de estos caerá una manta de lluvia que lo cubrirá todo y cambiará las temperaturas y lo piensas en un taxi de vuelta a casa una tarde como la de ayer y la lluvia cae de repente.  Lo cubre todo: tejados, coches, aceras.. Lo limpia todo, nos envuelve y nos da todo su amor y toda su fuerza. Sin pedir nada a cambio. Es lluvia.

Y en ningún lugar del mundo suena la lluvia como aquí, en esta casa en la calle de la ciudad donde nació mi madre  y todo es extraño como casi siempre. Porque la lluvia no deja de sorprender. Seguramente esta lluvia soy yo que suelta lo que no pude soltar ayer. No me solté pero eso no quiere decir que no sea capaz de hacerlo. Soy infinita, como todos los corazones que laten en este momento en esta madrugada, un tambor: un clamor imparable. Una suerte de mantra que nos envuelve a todos a la misma hora. Es lluvia.

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