jueves, 12 de enero de 2012

BELIZE Y LA INCREÍBLE HISTORIA DE CÓMO EMPEZÓ A DIBUJAR















Una vez, un hombre de esos que pintan por las Ramblas con un pelo más largo que el mío. Con su caballete y todo, me dijo que todo el mundo puede ser pintor, que no lo decía él que lo decía un tal Beuys, yo me lo apunté enseguida porque los nombres raros hay que apuntarlos, onomatopeya, mandril, cáspita, clavicordio…Vale ya paro.

Yo me lo tomé al pie de la letra, me encantan los colores, hay muchos, más que dedos en los pies y las manos juntos.  A veces me gusta colorear, intentar ir despacito y no salirme de los bordes del dibujo de mi Coloring Book de Minimusicas.  Otras veces todo lo contrario me gusta salirme de los bordes un poco y no pasa nada tampoco.

Una vez me hizo la profesora del cole la típica pregunta de ¿Qué prefieres dibujar o escuchar tus discos Belize? Era casi peor que me preguntara eso, que la torturadora cuestión de a quién quieres más a Papá o a Mamá. Le dije que dependía del día pero que las dos cosas me ponían de buen humor. Si dibujo se me pasan las nubes negras de la cabeza, esos pensamientos asociados a los deberes y las preocupaciones. Si pinto un elefante oigo su sonido en mi cabeza y dibujo una trompa que es una ducha y  una ducha a la que le sale una trucha -de chocolate- y se lo come un niño que es de África y que está gordito, muy feliz subido a una increíble montaña rodeada de arcoirirs y si quiero le pinto más de uno, de tres o de seis. Y así podría seguir como con las palabras raras o mis discos de Minimúsicas o como con las galletas y los bizcochos, esas cosas que da igual que tengas mi edad o cien, gustarán siempre.

Psst! Me gusta Beuys aunque pinta más raro que yo.

Textos: Paloma Cordón para Minimusicas
Ilustración maravillosa: Albert Aromir

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