Ver el mundo en letras captcha, con mensajes extraños -sin conexión aparente-.
Me encantaría meter relaciones que he tenido en un bitly -para acortarlas lo máximo o dejarlas en su esencia más pura-.
Me encantaría meter relaciones que he tenido en un bitly -para acortarlas lo máximo o dejarlas en su esencia más pura-.
Me gustaría compartir lo que me gusta sin tener que colgarlo en un muro.
Me gustaría no estar en un 2.0 si no en un mil punto cero o por qué no en un millón punto cero de manera que las redes sociales dejaran de existir por obsoletas y todos fuésemos un sólo ente social, pensante y sin hablar, e ir encaminados hacia el bien común. Cada uno desde nuestra responsabilidad individual, sin juzgar a los demás. Siempre en nuestro eje.
Me gustaría que todo se redujera a 140 caracteres de manera que fuéramos muy ecológicos a la hora de pensar.
Me gustaría tener esa sensación que tuvo el gran maestro: Derrick de Kerckhove con el telefax, con una curiosidad sin límites.
"La primera vez que vi un telefax fue a
comienzos de 1972, en el centro de Cultura y Tecnología de la
Universidad de Toronto, entonces dirigido por Marshall McLuhan. McLuhan
quería que yo viera el nuevo artilugio y que estuviera dispuesto para
traducir. Estaba esperando un mensaje del ministro de cultura francés,
el célebre novelista André Malraux, y, por supuesto, tenía previsto
enviarle un mensaje de vuelta en francés. Creo que la idea era probar el
sistema a una distancia trasatlántica. El propio Malraux no era el
remitente, si no uno de sus ayudantes quién envió saludos de su parte, y
nosotros se lo devolvimos. Recuerdo que no quedé decepcionado porque
Malraux mismo no había entrado en acción, porque quedé totalmente
fascinado con aquel extraordinario artefacto. Parecía como si besara el teléfono y susurrara un mensaje a su oido."

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