La realidad se la dejo a la cartografía, que en su afan de describirla se nos muestra claramente como una interpretación parcial específica y concreta. No quiero que mi vida sea una reducción de receta de restaurante de alcurnia, una manera de reducirme a un aspecto limitado, específico y concreto.
No quiero limites, ni fronteras. Y tú tampoco, ¡si no no me leerías a escondidas! Quiero lo contrario, lo quiero todo blando, todas las posibilidades al alcance de la mano.
Ayer volví a soñar que volaba, como cuando era pequeña. Necesitaba un pequeño impulso para hacerlo. Por encima de las casas, de los puentes, de los ríos. Llegué hasta tu casa, hacía frío me metí en ella por la ventana del salón que dejaste abierta, me tomé un arandano y unas semillas que estaban en la estantería de la cocina y seguí volando, no sin antes darte un beso en la mejilla de buenas noches.
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Qué bonito! Quiero volar contigo!
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