VALENTINO: sólo su tipografía ya me parece inspiradora. Un modelo suyo en dos piezas de organza que hizo en el año 62 hizo que Jackie Kennedy lo convirtiera en su sastre. Realizó para ella todo su vestuario de un viaje a Camboya, del que yo guardo el París Match que me regaló un amigo como envoltorio a un regalo hará cosa de un año, el libro que me regaló me gustó mucho, pero oh! el papel. Él me tuvo que aclarar varias veces que ese no era el regalo. Esa portada. Esa elegancia de Jackie y ese traje chaqueta verde, bajando las escaleritas... Y qué joya de reportaje. Ahora diré la frase: ya no se hacen reportajes cómo los de antes. Jackie. Nunca fue demasiado. Ni demasiado vestida, ni demasiado pintada, ni demasiado nada de nada. Sabía estar.
Leí que Valentino contó una vez que precisamente cuando elaboraron todos los trajes para aquel viaje oficial, ella cogió un caramelo de menta y le dijo déjame que coma algo, porque hoy voy a ser muy pobre después de tu pedido. También lo escogió para su traje de novia con el super sexy millonario que también estuvo con otra musa total, la Callas.
Leí que Valentino contó una vez que precisamente cuando elaboraron todos los trajes para aquel viaje oficial, ella cogió un caramelo de menta y le dijo déjame que coma algo, porque hoy voy a ser muy pobre después de tu pedido. También lo escogió para su traje de novia con el super sexy millonario que también estuvo con otra musa total, la Callas.
Escribo esta mañana sobre él porque escogió el rojo como su color. Bestial. Pero no sólo, supo retirarse a tiempo, otra Victoria.
Escribió que un vestido puede ser el más bonito del mundo pero no va a vivir sobre un palo de madera. Y sobretodo porque la madre del artista fue nacida en una ciudad pequeña donde sus preocupaciones eran si un árbol o un pollo crecían bien, pero se dio cuenta que su hijo era diferente y le dejó escoger las lanas de sus jerseys y permitió que se los hicieran a medida una osadía en aquella época y en aquel entorno rural.
Es verdad que fue un artista que se replegó sobre sí mismo y en su búsqueda de la belleza como fin último. Mil vestidos son botones de su muestra, que brillan y danzan para que una gran amiga mía vuelva a dibujarnos patrones de esos que quitarían el hipo a Lana Turner o a la mismisima J.O.
* A la derecha dibujo de V para uno de los vestidos que luciría Jacky Kennedy Onassis y uno de los motivos por los que se hizo diseñador Ziegfeld Girl junto con muchas otras películas de la época.



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