Es lo que tienen las fiestas y los pueblos que nunca llueve a gusto de todos. Y en Sitges tampoco.
Las galletas se quejan de los petardos indiscriminados en la Plaça de la Vila y también de que les suban el precio, sólo por ser fiestas "No es justo" nos dicen. "Estamos hechas de lo mismo que el resto del año" apostillan. A esta queja se han sumado las botellas de vino y cava. Las cañas y las aceitunas del bar de la Davallada.


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Puedes escribirme a piliarandanos@gmail.com para encargarme un cuento, poema o palabra esdrújula, aunque Pessoa te diría que las últimas son altamente ridículas.