lunes, 24 de octubre de 2011

“Si me dibujas otra vez, salte de todos los bordes”. Le dijo Josefina a Napoleón mientras éste le pintaba a través de una lámpara de contraste.
"Sal de ahí detrás y desnuda dibújame por los suelos y las paredes del palacio, que no tengo límites".  Él la miraba extrañado y atraído por tanta confianza sublimada. Algo que él sólo conseguía a través de videntes y oráculos. Ella era el oráculo. Ella ERA.
Poco después la repudió.
Salgo a correr de noche y son las 7 y 53 minutos.

Oigo las campanas de Santa Gemma…Y pienso que de todos es sabido que un solo hecho, en un solo instante puede cambiar el curso de una vida. Una mano invisible nos ordena, nos junta y nos separa. Nuestro destino se cose como una de aquellas bufandas de tres colores ( ¡ Mi querido Raül nunca te la vi puesta!).  Eran tan largas que con Flora nos pasábamos días tejiendo y destejiendo, sobretodo yo, en una especie de metáfora tricolor de la vida. Pudimos ordenar las lanas, a eso llegamos, pero poco más.
"Si me vuelves a dibujar haz que me salga de los bordes…" Le digo a Dios en plena carrera.

(*) el momento entre Josefina y Napoleón me lo he inventado, como todo lo que sale en este Arandolario que son un puñado de mentiras verdaderas. Todos tenemos derecho a un mundo inventado y a inventar nuestro mundo, no lo olvidéis.

2 comentarios:

Puedes escribirme a piliarandanos@gmail.com para encargarme un cuento, poema o palabra esdrújula, aunque Pessoa te diría que las últimas son altamente ridículas.